Diálogos Sostenibles 2014
La I Edición de los Diálogos Sostenibles se celebró en Cáceres, en el Palacio de Camarena, C/ General Ezponda, 9, el jueves 18 de diciembre de 2014, a las 20.00 horas.
El evento se desarrolló con una importante asistencia de público, en el que se contó dos invitados de excepción que, actualmente, son colaboradores habituales de distintos medios nacionales y que cuentan, además, con una gran trayectoria en el campo de la opinión y el periodismo a nivel nacional e internacional. Se trata de SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ, Periodista, ExDirectora Adjunta de “El País” y corresponsal en Londres, París, y Nueva York, que dialogó con JOSÉ JULIÁN BARRIGA BRAVO, Periodista, ExDirector General de Servimedia y ExDirector General de Relaciones Informativas durante el gobierno de Suárez.
En un ambiente propicio para la participación y el debate, ambas personas expusieron sus puntos de vista, como profesionales de la comunicación, sobre diversos aspectos relacionados con el desarrollo sostenible.
El diálogo se centró, en una primera parte, en la visión de la evolución de la actividad política desde la Transición Española hasta nuestros días, bajo el prisma de la sostenibilidad en los espacios políticos. En estos momentos, en que lo sostenible está en tela de juicio, Julián Barriga se pregunta si merece la pena aplicar la sostenibilidad en la política.
Mediante un análisis de la época de la Transición, como modelo con cierto componente de sostenibilidad, caracterizado por el establecimiento de acuerdos y un funcionamiento de las instituciones con un prestigio y buena valoración por parte de la sociedad, se dibujan en el horizonte los efectos negativos producidos en los últimos años por la aparición de casos de corrupción y el desprestigio progresivo de las instituciones, que están generando la insostenibilidad del sistema, agravado por una situación de crisis económica. También, como comenta Soledad Gallego, se debe a una falta de pedagogía política en nuestro sistema.
En la actualidad, se está planteando, en la esfera política, una Segunda Transición que pudiera mejorar esa sostenibilidad, mediante la desaparición del bipartidismo dominante, la adopción de grandes acuerdos políticos y la recuperación del prestigio de las instituciones. Las herramientas que se apuntan para ello son la pedagogía política y la asunción de responsabilidades políticas mediante actos de dimisión.
A continuación, Julián Barriga introduce una reflexión sobre los aspectos medioambientales de la sostenibilidad, en la que, centrando las cuestiones en el caso de Extremadura, se pregunta cómo se puede ligar la riqueza medioambiental a la economía, cómo se puede añadir valor a lo que tenemos.
En este caso, se analiza y propone, por parte de los contertulios, que la aplicación del modelo sostenible debe basarse no en poner una acería o una cementera, sino que hay actividades más adecuadas a este tipo de circunstancias, basadas en los recursos naturales, con menor impacto ambiental. Transformando y, a la vez, conservando. Soledad Gallego añade que, para ser rentable, debe desarrollarse la investigación (sobre todo, la tecnológica) y mejorar la calidad de la educación.
En cuanto a los aspectos sociales, Julián Barriga centra las reflexiones en torno a nuestro sistema de bienestar social. Se analiza la progresiva degradación de un sistema, creado en la época de la Transición y que se consideraba como una conquista permanente, provocada por un contexto de crisis económica y lastre institucional. Ahora, se trata de mantener unos ciertos niveles de bienestar social para poder recomponer la situación anterior.
Soledad Gallego apunta que el sistema de bienestar social europeo es mantenible. Lo que no es mantenible es una crisis económica como la que tenemos, provocada, cada cierto tiempo, por el descontrol de los mercados financieros, que es lo que lleva al caos y al desmoronamiento del sistema social y elevadas tasas de desempleo. Ello se debe a la falta de mecanismos de control financiero efectivos, tanto a nivel de las instituciones nacionales como europeas. Cuando se creó el euro, no se establecieron, a la vez, sistemas de equiparación fiscal entre los países para regular todos los aspectos económicos y evitar o amortiguar los efectos de la crisis.